En un reciente viaje a la Patagonia Argentina y sus atractivos turísticos, pudimos ser testigos de la importancia que significa la integración de servicios a uno y otro lado de la frontera para alcanzar un objetivo en común, el desarrollo de la industria y que esta se fortalezca año a año para convertirse en una de las principales actividades económicas de la región.
Sin embargo, lo que a la vista puede parecer un tema de voluntades posee ribetes que dificultan una integración plena. El miedo a la 'fuga' de viajeros de un país a otro, los análisis a corto plazo y una competencia comercial de destino, complican el sueño de muchos empresarios y que se resumen en atraer más turistas a la zona con una oferta más completa y aumentar la permanencia de quienes se deciden por visitar la Patagonia y no otro de los innumerables destinos de marca mundial. La única forma de lograr posicionar al destino y competir con lugares como el Caribe, el mediterráneo, sudeste asiático, Oceanía, etcétera; está en mejorar la oferta y darles a los viajeros la posibilidad de realizar un circuito sin fronteras y con una infraestructura del primer orden para optimizar sus viajes y generar una experiencia única en torno a los atractivos que abundan en el fin del mundo.
El desafío está en aumentar la estadía de los pasajeros sumando esfuerzos y actividades. En la ciudad de El Calafate el promedio de pernoctes durante la temporada 2010/11 era de solamente 2,5 noches por persona, aunque el número de visitantes asciende a alrededor de 390 mil pasajeros al año. En Puerto Natales el promedio de pernoctes no dista mucho de nuestro vecino El Calafate con 2,0 noches por persona, pero existe una enorme diferencia en el número de visitantes que a 2010 no superan los 144 mil visitantes, según datos que hacen referencia al ingreso de visitantes al Parque Nacional Torres del Paine.
La comercialización de programas turísticos que ofrezcan la Patagonia como un destino integrado es aun baja y el expertise necesario para generar esta oferta un bien escaso. Si a esto le sumamos las enormes dificultades económicas y logísticas para cruzar de un lado a otro de la frontera entre Chile y Argentina; nuestro producto integrado no puede competir a nivel mundial.
No podemos desaprovechar las oportunidades que nos da la geografía de la Patagonia. Una frontera que no posee límites naturales como la Cordillera de Los Andes en la zona central y ciudades turísticas con un enorme potencial a solo unos pocos kilómetros de distancia. Puerto Natales de El Calafate se encuentran a solo 160 kilómetros lineales pero por un tema de vialidad la actual ruta desde un punto a otro le agrega sobre 100 kilómetros y muchos minutos de tiempo extra a la travesía. Para que decir de Perito Moreno y Torres del Paine a escasos 60 kilómetros lineales. Otro buen ejemplo es el Lago Fagnano en Tierra del Fuego que une vía lacustre a dos atractivos naturales como son el Parque Nacional Tierra del Fuego en el lado Argentino y el Parque Karukinka por el chileno. Entre Ushuaia y Puerto Williams existe una navegación de solo 23 millas náuticas pero que por temas geopolíticos se mantiene entrampada como una posibilidad real para el turismo. Un ejemplo de emprendimiento e integración turística es lo que por años a tratado de impulsar la familia Fernández Campbell, que a través de sus navegaciones apuntan a unir turísticamente estos atractivos que nos ofrece la naturaleza.
No cabe duda que las oportunidades son muchas y que se requiere de una conjunción de voluntades para hacer realidad la integración turística de la Patagonia y algunos casos sirven como ejemplo:
Cruceros Australis
Fernandez Campbell
Buses Pacheco
Las nuevas generaciones de empresarios turísticos pertenecen a un mundo globalizado donde las fronteras no existen y las oportunidades se aprovechan. Queda en nuestras manos generar una oferta integrada y conocer las posibilidades que nos ofrece la Patagonia a uno y otro lado de la frontera.
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