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lunes, 9 de mayo de 2011

El Hombre del Hielo




Hace algunos días, con motivo de la cuadragésima octava reunión del Consejo de Política Antártica, un nombre pasó casi desapercibido entre quienes lideraron la instancia gubernamental. Se trata de Alejo Contreras -experto en una disciplina poco conocida llamada Nivología- quien recibió un reconocimiento a su labor de manos de cuatro ministros de estado, que acudieron a Puerto Williams a constituir por primera vez ese consejo fuera de Santiago, y como símbolo de la toma de decisiones en terreno que impulsa este gobierno.
En la oportunidad el reconocido explorador solo se remitió a decir: "Tomé con sorpresa la noticia porque uno no espera que va a ser reconocido. La verdad es que estoy nervioso por el homenaje y porque en mis viajes acostumbro a ver a pocas personas y estar en lugares muy desolados".

En la próxima crónica de nuestro colaborador Doctor Daniel González Acuña, se relata el encuentro con este curioso personaje del continente antárico.

Alejo, el hombre antártico.
por Daniel González Acuña.

Alejo Contreras es una persona que no pasa desapercibida. Tiene una frondosa y larga barba blanca mezclada con lo que fue su barba roja, su piel está curtida por las inclemencias del clima antártico, enjuto y de cara larga, me recordó al legendario Edmund Hillary, primer hombre en pisar la cumbre más alta del mundo, el Everest. 

Y bueno, Alejo no se queda atrás, fue el primer chileno y el vigésimo séptimo en el mundo en llegar “caminando” al polo sur. Para gozar de este privilegio, tuvo que recorrer 1.380 kilómetros, lo que le costó 97 días de su vida. Junto a otros 7 expedicionarios, tuvo que arrastrar un trineo de 422 kilos, principalmente con combustible para poder derretir nieve y así hidratarse. Con mucha sencillez cuenta que no fue el frío ni el viento lo que más le molestó de esta larga travesía, sino que la interminable monotonía del paisaje, un sempiterno fondo blanco, que parecía no acabar.

Estudio en el colegio alemán de Santiago y siempre le interesó el blanco de las montañas, tanto así que se especializó en la nivología, ciencia que se encarga de medir la rutas, el agua, densidad y estabilidad de la nieve. Ahora trabaja hace 28 años en la empresa DAP, aviones que desde el extremo austral del continente sudaméricano vuelan a Isla Rey Jorge, lugar donde pasa toda la temporada turística. El resto del año, está en Punta Arenas, viajando a distintos puntos del globo y también a las termas de Chillán, donde residen sus dos hijos y su esposa.

Como activo socio del Cuerpo de Socorro Andino, viajó el año 1981 por primera vez a la Antártica como representante chileno ante el tratado antártico en una expedición no gubernamental. En esa ocasión subió por primera vez el mítico monte Vinson, que con 4.870 metros es el punto más alto de la Antártica. Lo ha subido en 16 ocasiones, una de estas acompañando al legendario y conocido montañista italiano Reilnod Messner, con esto el afamado montañista completaba el proyecto “siete cumbres”, y se convertía en el primer hombre en subir las siete cumbres más altas de cada continente. También acompañó a esta codiciada cumbre a Steve Foset, el primer hombre en dar la vuelta al mundo en globo y también el primero en cruzar en avión sin parar los poco más de 40 mil kilómetros perimétricos de la tierra. Así mismo, acompañó en el año 1989 nada menos que a Niel Amstrong, el primer hombre en pisar la luna.

Subió el Aconcagua, el Ojos del salado, el Logan (el más alto de Canadá, con 6550 m.), ha sido el primer hombre en ascender el monte Baugon, el Quin Mond, ambos en la Antártica. Alejo, anda todo el día corriendo, y en una de esas cortas pausas que hace en la estación de investigación de la Base Escudero en Villa Las Estrellas, he podido escuchar sus historias.  


Cuenta que llegar al polo norte no tiene gracia, llegué en un rompehielos. Sin embargo, al polo sur no fue fácil, me contó, estuvimos más de tres años planificándola, y el costo superó los 500 mil dólares, financiamiento que conseguimos con los 5 turistas que iban en el grupo, un hindú, dos norteamericanos y dos norteamericanas, primeras mujeres en llegar al polo sur caminando. Cada uno pagó 100 mil dólares. La autorización para hacer esta travesía la obtuvimos después de comprobar que teníamos tres aviones canadienses capacitados para aterrizar en nieve que debían estar en las cercanías esperando por un posible rescate... 


Y mientras uno más habla con Alejo, más sorprende. Le gusta la caza y por lo mismo en sus tiempos libres va de caza a sud África, en busca de los jabalíes, son los más baratos, me dice... también le hago a los Caribúes en el polo norte... ¿Has estado en algún rescate?, le pregunto... claro me dice, estuve en el rescate de los militares de Antuco, y también en el de los alemanes del Osorno (ahí murieron 7), acá en Antártica, cerca de la base O ́Higgins en el que un trineo cayó a una grieta, y... bueno, preocupado del vuelo que llegaría en poco rato, se fue raudo con su liviana ropa, blue jeans y boina, algo delgado para el frío de estas regiones.

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