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martes, 17 de mayo de 2011

Un Paraíso de Eterno Blanco




Bahía Paraíso
por Daniel González Acuña

Llegar a Bahía Fieldes en la isla Rey Jorge es emocionante, el paisaje no es comparable con nada, existe un constante viento frío, muchos pingüinos y una impresionante masa de hielo rodeando las numerosas bases ahí presentes.

Base Frei, INACH (Chile), Bellinghausen (Rusia), Chang Chen (China), Artigas (Uruguay), Arctowski (Polonia), Ferraz (Brasil) y Jubany (Argentina); es como se dice territorio de todos y a la vez de nadie...

Sin embargo, esto no deja de incomodar. En este punto se percibe en su máximo grado la presencia humana. Construcciones lesionadas por las inclemencias meteorológicas, cañerías y mangueras al descubierto, basura, caminos por doquier, vehículos -cuadrimotos, aviones, helicópteros, sodiac y barcos- que merodean este ambiente que pasa así a ser uno de los más intervenidos del continente helado.

Afortunadamente no fue lo único que vi. Debido a que nuestro proyecto involucraba estudiar enfermedades de los pingüinos en distintos ambientes, los intervenidos versus los prístinos, así como localidades latitudinalmente distanciadas unas de otras, nos movilizamos más al sur, cerca de 400 kilómetros en dirección al polo.

Abandonamos las Shetland del sur y entramos en la llamada Península Antártica. Debido al mal clima, el rompehielos Almirante Viel de la Armada, llegó con un día de atraso. Su misión era transportar investigadores que bajaban en distintas localidades del recorrido, nosotros nos bajábamos en el punto más austral del recorrido.

En estos dos días de viaje, cruzamos a la base O ́Higgins en búsqueda de un helicóptero, bordeamos la isla Nelson, isla Robert, isla Livingstón, isla Decepción, Trinidad, bajamos en la isla Barrientos... Las ballenas jorobadas no me dejaban tranquilo en los cómodos y cálidos salones de este barco y me incitaban a salir a entumirme para contemplarlas, confiadas mostraban su grandeza en las cercanías del barco. También acompañaban este espectáculo cientos de pingüinos, petreles moteados, golondrinas de mar, gaviotas y las infaltables skúas. El amanecer del segundo día de este recorrido, fue uno de los espectáculos naturales más maravillosos que me ha tocado presenciar.

Entramos al Estrecho de Gerlache entre fiordos y grandes témpanos y después de bordear la isla Lemoire cruzando por el canal Lienten, llegábamos a una de las colonias más importantes de pingüinos papua, la bien denominada “Bahía Paraíso”, lugar donde haríamos el primer gran muestreo.

Acarreando un pesado freezer que nos permitiría congelar las muestras virales a menos 80°C, tres cajas con tubos, tórulas, caldos de cultivo, jeringas, y demáses, nos bajamos entre los millares de pingüinos que sin temor al humano, se encontraban en plena nidificación, los más atrasados estaban construyendo sus nidos, otros incubando huevos y la mayoría ya alimentando sus dos torpes polluelos, un espectáculo natural conmovedor.

Llegamos a la base Gabriel González Videla, nombre que honra al primer presidente a nivel mundial que pisó territorio antártico en febrero de 1948. Es una base construida por la Fuerza Aérea de Chile (FACH) e inaugurada el 12 de marzo de 1951, constituyéndose así en la primera base que la FACH estableció en este territorio. Inicialmente la misión fue realizar actividades científicas relacionadas con la meteorología, oceanografía y glaciología. Hoy en día cumple funciones de capitanía de puerto de la Bahía Paraíso y como refugio para exploradores y científicos.

Ahí nos esperaban la dotación de 10 uniformados que hacen acá patria. Llegan en noviembre y se van a fines de marzo. Estar acá, es un regalo invaluable, en esta época no oscurece, el sol da vueltas por arriba sin dejar nunca de alumbrar, es algo extraño.El lugar es maravillo, un callejón de altos montes con nieves eternas que llegan hasta el mismo mar, glaciares que con estruendosos golpeteos sueltan los inmensos bloques de hielo que pasan a formar los cientos de témpanos que circulan por el mar y que se han visto aumentados estos días ya que el tiempo ha estado excelente, casi se puede circular a la intemperie sin chaqueta.

Ayer hubo luna llena, cuando salió tras el monte Lacaze Dutthiere, el sol aun alumbraba tenuemente reflejando un color rojizo en un aplacado mar. La luna brillada en el mar, los témpanos, combinado con los pingüinos emitiendo un hermoso bullicio, convirtió el ambiente en algo conmovedor, realmente sublime. Bahía Paraíso es lo que siempre imaginé de la Antártica, un infinito blanco, mar lleno de témpanos, miles de pingüinos y pocos humanos... realmente un paraíso.

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